viernes, 25 de octubre de 2013

Sostenerse la mirada

Le gustaba el azar. Siempre cargaba un dado y de vez en cuando lo tiraba por ahí, esperando que saliera un cuatro.

Le interesaba el infinito, los mapas del mundo a escala real, que deberían contener un mapa a escala real que contendría un mapa a escala real que contendría un mapa a escala real, y así; le interesaban los laberintos y le tenía terror a los espejos. Y para peor, él, no era Borges.

Pero igual se dio cuenta de la verdad: un buen día notó que los espejos no reflejaban nuestras imágenes de un modo exacto, que había pequeñas diferencias, insignificantes casi, pero aterradoras mucho. Y también él, desde luego, descubrió más tarde que en ello no había nada de especial, sino que simplemente, simplemente, vivimos una vida entera con espejos que reflejan imágenes falsas, hasta el día de hoy, cuando realmente nos vemos.

Hoy, por cierto, es nuestro último día.

domingo, 20 de octubre de 2013

De Felipe Polleri

De Felipe Polleri en El pincel y el cuchillo.


“Tenía las manos en sus nalgas. Pero ya habíamos terminado, y no pensábamos en nada. Suspiré. Ella levantó el culo, saqué las manos y me tiré a un costado. Prendí un cigarrillo.
-¿Querés un sorbo?- dije, mirando el vaso.
No me contestó. Se había acurrucado a mis pies, en posición fetal. Había una mancha roja en la pared. Una de mis acuarelas. Un velero rojo. El amor, las acuarelas, el vino. Horas robadas a la desesperación, pensé. Levanté el vaso y brindé con el aire.
-A veces pienso que la vida vale la pena- dije.
-Yo también- dijo ella-. Es mentira.
Se arrastró y apoyó la cabeza en mi hombro.
-Sólo amor, ¿verdad?- dije.

-Sí- dijo ella, con una sonrisa muy torcida-. Es sólo amor. Te cobran el alquiler igual.”