miércoles, 25 de junio de 2008

Baudelaire escuchaba a Los Traidores

Puedo escribir los versos más alegres esta noche,
pero no lo voy a hacer, porque mi madre se murió.
Puedo escribir: “el toro muere desangrado,
los buitres picotean alternadamente mis hemorroides.”

Tengo que escribir los versos más alegres esta noche,
para eso me pagan bien,
bueno,
en realidad no me pagan.
Me pago a mí mismo. Y me pego.

Me pego a mí mismo, de vez en vez,
como para no perder la costumbre.
Creo que soy masoquista;
me pellizco y me rasco las ronchas hasta sangrar.

Tengo gangrena de tanto rascarme.
¡Qué contrariedad! ¡Vaya desgracia!
gritaban mis padres al verme nacer,
pero igual, tuve una infancia feliz.

Al menos eso me dijeron en el orfanato
cuando reposaba en cama después de la paliza
que me dieron mis compañeros de módulo;
era la tercer paliza, aquella semana.

¡Alegría alegría! ¡Llegó el carnaval!
¡Aupa! ¡Hurra! ¡Todos a festejar!
Van todos a celebrar, menos yo,
sentado en mi silla de ruedas sin poder caminar.

domingo, 22 de junio de 2008

Bitácora de rarezas 1

Hora: 18:45
Locación: Cno. Edison, barrio Peñarol


La perplejidad aumenta a medida que veo desde el anonimato de mi ventana un embotellamiento. De humildes proporciones, pero embotellamiento al fin. Es la primera vez que logro ver un espectáculo como este en mi propio barrio. La última vez que vi algo semejante a un embotellamiento fue en la feria, cuando los carritos de dos señoras que fácilmente superaban los setenta años se entrecruzaron de un modo tal que fue imposible separarlos, como si de una pareja de perritos alzados dando rienda suelta a su lujuria se tratase; y eso sucedió allá por el año 1998, probablemente la última vez que me desperté antes del mediodía un domingo.
El asunto del embotellamiento, para ser honesto, no parece muy complicado. Desde fuera de la situación, puedo decir que lo mejor que deberían hacer los implicados, es muy simple: primero, dejar de gritar, insultarse y tocar bocinazos. Segundo, el señor que maneja la camioneta blanca debería retroceder un poco, apenas eh, solo un poquito, para que de ese modo la señora del autito rojo pueda, si hace caso a mi primer consejo y deja de gritar, pasar entre el ómnibus parado y la moto del muchacho que no usa casco porque seguramente ha estado preparando su gelatinoso cabello durante horas frente al espejo para, por lo menos, morirse coqueto.
Una vez concretada la maniobra, la señora del autito rojo, que no ha dejado de gritar consignas totalmente inútiles como “¿dónde se ha visto?” o “esto no puede ser”, debería hacerse a un lado y permitir el paso de la moto y la camioneta blanca. Eso solucionaría el asunto, y el silencio regresaría. Con él, de seguro, venga la normalidad.
Que vuelvan las bocinas.

sábado, 21 de junio de 2008

De la playa al desamor

Mis padres se inyectan heroína
En la orilla de la playa.
Yo juego con la sombrilla
Y me froto con la toalla.

Un pájaro carpintero
Me acusa de cascarrabias
Yo cabo un pozo en la arena
Y orino licuado de bananas.

Los estómagos irlandeses
Toman cerveza negra
Y el lambriz de mi cuarto
Se casó con Antonella.

A mí me gustaba.
(El lambriz de mi cuarto).

lunes, 16 de junio de 2008

Besos

La ví por la ventanilla
y enseguida me decidí.
Me incorporé,
lentamente,
mirando con disimulo al resto del pasaje,
tratando de no llamar la atención.
Abrí con mucha calma la ventana,
la volví a mirar, y tomando impulso
le tiré con todas mis fuerzas
uno de esos besos que atraviesan paredes.
Lamentablemente
ella no se percató de mi acción,
y el beso le dio de lleno en la cabeza
partiéndole el cráneo en ocho pedazos.
Según pude concluir, luego de que el ómnibus partió
y dejó atrás el tumulto de gente
que se había reunido alrededor del hermoso cadáver,
el amor mata.

viernes, 13 de junio de 2008

El humor

El humor consiste en tomar distancia;
en separarse y mirar de lejos al otro.
Por eso los stand up comedy de siameses nunca funcionan

miércoles, 11 de junio de 2008

de noche

quiero hacer caca,
tomar mis ansiolíticos
y comer una banana.

la estufa (interrumpo
para fijarme en la caja
cómo es que se les dice)
halógena me hace destinatario
de unos insoportables rayos de luz amarilla

pero no puedo apagarla,
porque sino me daría frio;
y yo no quiero pasar frío,
al menos no esta noche.

escribir esto me impide
hacer lo que dije querer hacer
al principio.
horrible eso de
escribir dos verbos sin conjugar,
uno seguido del otro,
sin nada entremedio.

también es horrible
escribir con minúscula después
de un punto; pero si Bukowsky lo hace,
yo me creo con el derecho a hacerlo también.

mentí. no quiero hacer caca (sí quería escribir la palabra “caca”).
tampoco quiero tomar mis ansiolíticos,
especialmente porque ya los tomé;
lo único cierto era lo de la banana. que voy a comer ahora.

me voy a la cocina a comer una banana
(o mejor la traigo para acá, y sigo escribiendo)

ya volví.

hice caca, y todavía se escucha el rugir de la cisterna.
poco a poco se hace susurro.
la banana está detrás de mí,
sobre la mesa donde como.
la banana tiene siete manchas negras.

debo ser honesto.

no había bananas en la cocina. no hay bananas en mi casa,
ni en la cocina ni en la mesa;
lo que sí hay, en ambos lugares, es manzanas.
no es nada vergonzoso o humillante,
pero por alguna razón traté de ocultar
la falta de bananas.
orgullo, tal vez.

la manzana no tiene manchas,
y es extrañamente deliciosa.
tal vez es porque tengo hambre:
cuando se tiene hambre, todo es delicioso.

la manzana está sobre la mesa, al lado de una botella de plástico
con agua de la canilla y un vaso que todavía no rompí;
también hay un plato amarillo, donde alguna vez
estuvieron las moñitas que cené esta noche.

estoy escuchando a the toasters,
entre verso y verso
le doy unas mordidas a la manzana,
y me pregunto cuál será el sentido de la vida.

sábado, 7 de junio de 2008

Hago algo, mientras hago otra cosa

Luz
Lámpara
Cama cómoda
Libro y yo

Leyendo a Bretón
Y escuchando a Kusturica
Leyendo a Bretón
Y escuchando a kusturica

Silencio
Droga buenita
Banda sonora
“la vida es un milagro”

Leyendo a Bretón
Y escuchando a Kusturica
Leyendo a Bretón
Y escuchando a kusturica

Frío
Sombrío
Macabro
Día de invierno

Unza unza
Recuerdos
Modestos alborotos
Y la tranquilidad de estar

Leyendo a Bretón
Y escuchando a Kusturica
Leyendo a Bretón
Y escuchando a kusturica

Olvidos
y sabores varios
Olores
recuerdan situaciones

colores reflejados
marrones
blancos
flores y nostalgia

Leyendo a Bretón
Y escuchando a Kusturica
Leyendo a Bretón
Y escuchando a kusturica

Marcas imaginarias,
Regeneradas
Retroalimentadas
Y engordadas con potasio

Casco transparente
Para el corazón
Cerrojo invulnerable
De glande, clítoris y diazepam

Leyendo a Bretón
Y escuchando a Kusturica
Leyendo a Bretón
Y escuchando a kusturica

Inmundicia
Histérica podredumbre
Psicótica patología
La miseria espiritual

Inferior
Inferior
Inferior
Inferior

Baldes de mezcla
Sepulcro artesanal
Con torta de queso
y baldosa rectangular.

Leyendo a Bretón
Y escuchando a Kusturica
Leyendo a Bretón
Y escuchando a kusturica

Sí.

jueves, 5 de junio de 2008

Sos re bien, pero.

Sos re bien, pero no.
Sos re bien, pero estoy saliendo con alguien.
Sos re bien, pero estoy buscando algo diferente.
Sos re bien, pero te quiero de otro modo.
Sos re bien, pero te quiero como amigo.
Sos re bien, pero este no es el mejor momento.
Sos re bien, pero ni yo sé lo que quiero.
Sos re bien, pero ni loca estoy contigo.
Sos re bien, pero sos muy chico para mí.
Sos re bien, pero sos muy grande para mí.
Sos re bien, pero busco a alguien que no sea de mi edad.
Sos re bien, pero no me gustás.
Sos re bien, pero no siento lo mismo que vos.
Sos re bien, pero somos muy diferentes.
Sos re bien, pero busco a alguien que no sea igual a mí.
Sos re bien, pero recién salgo de una relación muy difícil.
Sos re bien, pero me gusta tu amigo.
Sos re bien, pero hacés demasiados chistes.
Sos re bien, pero sos demasiado triste.

miércoles, 4 de junio de 2008

De poder y fascinaciones

Me fascina rascarme el interior de las orejas
con un cotonete;
me fascina mirar las hojas verdes de los árboles
en un día ventoso;
me fascina mirar el mar
desde una distancia respetuosa;
me fascina analizar mis propios sueños
ni bien me levanto;
me fascina pisar la pelota,
mantenerla en mi poder y sentirme intocable;
me fascina escribir, olvidarme de lo que escribo,
y volver a reirme;
me fascina la cara de los niños
cuando descubren algo nuevo;
me fascina leer los versos oscuros de Lautréamont;
me fascina el recuerdo de aquella novia
que me mordía con furia esta parte de acá;
me fascina calentarme los pies
con una bolsa de agua caliente;
me fascina la cola de aquella vecina;
me fascina el sonido de las piedras de azufre
al pasar por mi espalda llena de aire;
me fascina cuánto puedo escribir
sin pensar demasiado;
me fascina el poder que tengo
al hacer que leas versos sobre mis gustos,
cuando de seguro no te interesan.
Ni siquiera a mí me interesan realmente.
Y eso me fascina.

lunes, 2 de junio de 2008

Ah....pobrecito...

Las mujeres que me gustan
son muy diferentes entre si;
algunas son rubias,
morochas,
pelirrojas;
otras altas,
bajas;
gorditas,
flacas;
otras extrovertidas,
otras tímidas;
lo único que tienen en común,
es que casi siempre van de la mano de otro tipo.